Ayer estabas guapa, muchísimo.
Y esa sonrisa divina, hermosamente besable.
Unas veces me arrepiento más que otras
de no ser más pillo y robar un beso,
pero... ¿de qué me servirá uno solo
si los que quiero son todos?
El sol dorado del otoño vuelve a acariciar la gran alfombra de lana roja, fiel a su cita con el equinoccio, como todos los años. Debajo de l...
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