Está lloviendo en este día de sol.
Un sol de sonrisas y de ternura.
De unas nubes de dulcísimo tiramisú.
Una lluvia de besos tranquilos.
Llueven besos sobre tu piel fragante.
Caen con cuidado sobre tus hombros adorables,
resbalan por tu cintura hermosamente ceñida,
y se posan en tus delgadas piernas
que los aguardan para desayunar.
Vientos de este sur soleado,
altas presiones emocionales,
claros matinales en las pupilas,
tiempo de felicidad estable,
anticiclones de sonrisas navideñas.
¿Y qué tiene de extraño un beso,
si es tan solo la necesidad urgente
de acortar la distancia
entre tu boca y la mía?
jueves, 15 de diciembre de 2011
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